Una vez más parece que la fe y la ciencia estén enfrentadas. Como Santo Tomás, algunos de nuestros clientes necesitan meter el dedo en el agujero de los clavos y la mano en el costado para creer.
Necesitan la certeza de saber que lo que van a contratar e implantar en su fábrica es una apuesta segura y va a generar algún tipo de beneficio.
Desde Valencia, en ARAV Ingeniería trabajamos para las industrias de toda España, y lo hacemos utilizando ingeniería predictiva que, retóricamente, sería como decir que somos capaces de adivinar el futuro. En realidad, lo que hacemos es algo muy parecido a eso, pero a partir de pura ciencia, recogiendo un montón de datos, sometiéndolos a redes neuronales artificiales que, mediante complejos cálculos algorítmicos, nos permiten la predicción de anomalías o fallos, y normalmente con antelación suficiente para poder prevenirlos.
¡Siempre se va a requerir un pequeño acto de fe! Es necesario instalar un EMI para comenzar a tomar esos miles de datos de los que la inteligencia artificial que aplicamos nos lleve a sacar conclusiones y que se traducirán en importantes beneficios para nuestros clientes.